Diabetes y cataratas

En este artículo queremos hablarte de un motivo habitual de consulta en las unidades de oftalmología, las cataratas. Queremos que puedas aprender más sobre ellas, por qué aparecen, qué síntomas producen y cuándo y cómo se tratan. Si quieres saber más, sigue leyendo. 

La catarata no es más que el proceso normal de envejecimiento del cristalino. La catarata no es una enfermedad y aparece en todas las personas a lo largo de la vida. La catarata puede tratarse bien porque interfiera con la visión, bien porque produzca otros efectos indeseables en los ojos; en el caso de las personas con diabetes, además, puede ser necesario tratar las cataratas para poder realizar un adecuado control de la retina. Ya hemos tratado algunos aspectos de la retina en la diabetes y profundizaremos en otros artículos.

El cristalino
El cristalino es la lente intraocular natural que todos tenemos dentro de nuestros ojos. El cristalino, al nacimiento, es transparente y muy flexible, tanto, que es capaz de cambiar su forma para enfocar imágenes a todas las distancias. Cuando disminuye esa capacidad de enfoque aparece la presbicia o vista cansada. El cristalino es muy parecido, en forma y tamaño, a una lenteja. Quédate con esa imagen, te va a ayudar a entender lo que vamos a explicarte después.


Entonces, ¿mi catarata está causada por la diabetes?

La diabetes no es causa directa de catarata, pero si hace que aparezca a una edad más temprana y que avance más rápido. El exceso de azúcar en sangre (hiperglucemia) desencadena procesos de oxidación corporal que pueden estar implicados en la formación de la catarata. Además en algunos casos necesitaras tratar tu catarata para que el oftalmólogo pueda seguir revisando o tratando tu retinopatía diabética con garantías.

Síntomas

Queremos empezar por desmontar algunos mitos. La catarata solamente afecta a la calidad de la visión. No produce picor, ni pinchazos, ni dolor. Cuando la catarata empieza a aparecer, lo primero que ocurre es que cambia la graduación. Si tienes miopía, es posible que necesites aumentar tu graduación para lejos; sin embargo, si tienes hipermetropía puede que notes que ves mejor sin tus gafas de lejos que con ellas. No te sorprendas si hasta ahora sólo habías usado gafas de cerca, es posible que notes que las necesitas menos, aunque empeore tu visión lejana. Pasado algún tiempo notarás que pierdes no sólo cantidad de visión (no puedes ver el número del autobús que se acerca, por ejemplo), sino también calidad en la misma (parece que hay niebla, por más que limpias tus gafas no ves con nitidez, los colores claros tienen menos intensidad o tienden a verse amarillentos). Es posible que no se pueda mejorar tu visión mediante el cambio de gafas. Si tu visión no te permite realizar las actividades que quieres con comodidad y seguridad, ha llegado el momento de pasar al siguiente paso, la cirugía.

Otras alteraciones asociadas a la catarata

En unos pocos casos, en los que existe una predisposición personal, cuando la catarata aumenta mucho de tamaño puede aumentar la presión intraocular. Habitualmente este aumento no da síntomas, se detecta en consulta, y puede ser una indicación para tratar la catarata aun cuando la visión sea buena. Nuevamente te insistimos que no notarás dolor, ni pinchazos ni tendrás pequeñas hemorragias en la conjuntiva. Además, como ya hemos apuntado arriba, la catarata puede restar visión no solamente a la persona que la tiene sino también al médico que tiene que revisarla o tratarla; en estos casos también puede ser necesario tratarla para poder abordar las alteraciones de la retina.

Cómo se trata la catarata

Actualmente la catarata tiene un tratamiento quirúrgico, no puede eliminarse ni frenarse con colirios o pastillas, ni cambiando la dieta. Prácticamente en el 100% de los casos la cirugía se hace de manera ambulatoria, con anestesia local (en gotas o mediante infiltración) y a través de dos incisiones mínimas. En estas condiciones la cirugía es poco molesta y la recuperación rápida. A pesar de ello es una cirugía intraocular, que requiere seguir al pie de la letra las indicaciones previas y posteriores del oftalmólogo para conseguir el resultado deseado. Cuando se opera la catarata no se extrae toda la “lenteja” (cristalino), sino que se deja la piel (cápsula) para poder implantar una lente que compense la graduación y así minimizar el uso de gafas. Tenemos a nuestra disposición muchas lentes diferentes, algunas solo compensan la graduación de lejos, pero otras pueden proporcionar una visión de calidad casi a cualquier distancia e, incluso, contrarrestar el astigmatismo.

Diabetes y cirugía de catarata

A la hora de intervenir quirúrgicamente la catarata no hay diferencias técnicas importantes. A pesar del uso de procesos rápidos y poco invasivos, la cirugía de catarata supone un estrés biológico importante para el organismo, por lo que es importante que si tienes diabetes, tu equipo de salud valore que tus niveles de glucosa son aptos para afrontar adecuadamente la intervención. Cómo habrás imaginado, también te evaluará un anestesista para asegurarse que no existen otros problemas de corazón, tensión o valores analíticos anormales. También es importante que acudas a quirófano sin dudas, con una idea general del procedimiento y de lo que el oftalmólogo va a esperar que hagas para facilitar la intervención. El día de la cirugía deberás guardar unas horas de ayuno, concreta cuantas con tu oftalmólogo para evitar que sean más de las necesarias y pueda aparecer hipoglucemia. Esperamos que este artículo te haya aclarado algunas dudas acerca de la catarata en la diabetes.